domingo, 6 de marzo de 2016

LA CULTURA DEL NUEVO CAPITALISMO.

Richard Sennett  a lo largo del libro nombra a varios pensadores que tienen teorías relacionadas con la nueva cultura. Uno de ellos es Zygmunt Bauman y su concepto de modernidad líquida. También Karl Marx y su anhelo de lo rural frente a la inestabilidad material y mental en la industria, el mundo desenfrenado de las finanzas y la migración de los trabajadores. Richard Sennett expone dos tipos de organizaciones sociales: el capitalismo social militar y la pirámide weberiana. Establece una comparación entre la política moderna y las marcas. Caracteriza la política como pro-empresarial, de inclusión social y ambivalente en cuanto a la inmigración. Pone como ejemplo los parecidos entre los partidos de Ronald Reagan y Bill Clinton en EEUU, que únicamente resaltaban las diferencias. Afirma que no existe una confianza en la clase política y aquí entra en el tema del progresismo dando su opinión. Para él una buena organización política progresista se basa en un proyecto común de los ciudadanos. También cree que un Estado progresista debería pagar a quienes cuidan a los ancianos o las madres que cuidan a sus hijos, ya que a su juicio se confunde la utilidad doméstica con el altruismo. Y argumenta que la cultura moderna no es progresista porque el interés es individual en vez de colectivo, por la forma de modelar el tiempo o por la pasión por el consumo.


A lo largo de la lectura es fácil sentirse identificado con las personas o situaciones que el sociólogo describe, pero que quizás no nos paramos a analizarlas fríamente en nuestro día a día. Por ejemplo en el tema de la potencia, siempre queremos comprar cosas sin límites, aunque luego no lo vayamos a usar (coches, ordenadores, ipod…). Y no nos paramos a pensar en que hace años se vivía con unos zapatos, y si se estropeaban se llevaban a arreglar, pero nunca se tiraban. Este espíritu consumista es algo demasiado normal en nuestras vidas. Al igual que todo lo que describe, la movilidad en el trabajo, la capacidad para adaptarse de un puesto o a otro. Hoy en día las carreras universitarias tienen varias salidas profesionales, no salimos preparados para hacer una determinada tarea. Y todo esto nos lo venden como libertad de elección. Podemos decidir qué hacer con nuestra vida, dónde trabajar y qué comprar. ¿Pero es verdaderamente así o estamos subordinados a esta sociedad moderna en la que creemos que somos libres pero no lo somos? Para Richard Sennett el trabajo, el talento y el consumo no dan la libertad y él cree que “tal vez la rebelión contra esta cultura debilitada constituya nuestra próxima nueva página de la historia”. 

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