miércoles, 13 de abril de 2016

LA SOCIEDAD DEL RIESGO GLOBAL

En el capítulo introductorio del libro que se comenta, Beck propugna un manifiesto cosmopolita, que suplante al comunista que Marx formulara hace siglo y medio, consistente en una democracia global basada en los principios del republicanismo que, en palabras del contemporáneo Bauman, capacite «a sus ciudadanos para discutir libremente los modelos de vida que prefieren y practicarlos». Y para lograr este objetivo se mantiene la tesis de que es necesaria una «renta mínima garantizada como un sine qua non de una república política de individuos que crearán un sentimiento de cohesión y co-sentimiento mediante el conflicto y el compromiso público». Y el sujeto de estas transformaciones son los llamados por el autor «hijos de la libertad», individuos que, ante la erosión de autoridad en los Estados nacionales, han perdido la confianza en las instituciones jerárquicas. Estos nuevos sujetos, productos de la modernidad, forman una comunidad no territorial de riesgo, en la medida en que se ven afectados por los riesgos que producen unos pocos para su propio beneficio, y son movimientos «mundiales» en la medida que propugnan valores y objetivos cosmopolitas, sitúan la globalidad en el núcleo de la organización y no tienen raíces nacionales; pero hay que distinguirlos de los capitalistas globales, que ya aprendieron a manejarse en el marco transnacional para el desarrollo de sus negocios, en tanto que los ciudadanos globales aún están desarrollando formas experimentales de organización y expresión del sentido común cosmopolita.

                                                      

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